jueves, 25 de noviembre de 2010

Scott Pilgrim Vs. Los Siete Ex de la Chica de sus Sueños

Romántica, graciosa, fantasiosa, extravagante, fresca, impredecible, original, tierna, musical, animal, popera, vibrante, inolvidable. Son sólo algunas de las palabras que le corresponden a Scott Pilgrim Vs. The World (tal es su nombre original).

En medio del luto posterior al rompimiento con su anterior novia —una estrella pop—, Scott Pilgrim (Michael Cera, antigalán por excelencia, junto a Jesse Eisenberg) comienza a salir con una chica oriental de secundaria, pero al mismo tiempo queda embriagado de amor cuando conoce a Ramona Flowers (Mary Elizabeth Winstead, distinta a otras veces pero siempre hermosa), recién llegada a la helada pero vibrante ciudad de Toronto. Entre el joven músico desempleado y la misteriosa chica que gusta teñirse el pelo de colores nacerá una relación. Pero hay un pequeño tema: los siete ex novios de la muchacha aparecen para atacar a Scott, quien, lejos de acobardarse, luchará por lo que más ama.

Basada en el comic de Bryan Lee O’Malley, película tiene una inigualable estética roquera, de dibujo animado (sobre todo animé) y de videojuego, dentro de un contexto de cuasi estudiantina: onomatopeyas y otros efectos sonoros escritos en pantalla —Riiing, etc.—, espectaculares peleas estilo Street Fighter y Mortal Kombat, y hasta elementos de Donkey Kong; chistes tontos y físicos, y otros dialogados e inteligentes (imperdible parodia de Seinfeld). Los recursos cinematográficos utilizados incluyen pantalla dividida en varias partes, secuencias animadas, montaje furioso e inusual (siempre dentro de una lógica interna muy bien pensada), con elipsis en los momentos menos pensados.

El culpable mayor de esta maravilla es Edgar Wright. Nacido en 1974, venía de dirigir genialidades como Muertos de risa (título argentino de Shawn of the Dead) y Arma fatal (título argentino de Hot Fuzz). Ninguna de las dos se estrenó en cines en este país, pasaron directo a video y DVD. Lo mismo sucedería con Scott Pilgrim, la obra cumbre de Wright, el punto máximo de su capacidad narrativa y imaginativa. Otra vez tenemos personajes que deben arreglárselas para sobrevivir en medio de una situación adversa, convirtiéndose, sin proponérselo, en héroes inesperados, con los que el espectador se puede identificar desde el vamos. Menos mal que el realizador es co-guionista de la película sobre Tin Tin que prepara Steven Spielberg: por fin una película en la que está involucrado se estrenará seguro en todo el planeta, y en salas 3D.

Además de los protagonistas, se destacan Kieran Culkin como el insaciable pero comprensivo amigo gay de Scott; Anna Kendrick como la hermana, y Alison Pill, la cínica baterista de la banda del protagonista, y Aubrey Plaza, la empleada que se la pasa insultando. Por el lado de los ex de Ramona, Jason Schwartzman se luce haciendo de manager megalómano. Y aparecen dos actores que interpretaron o interpretan a superhéroes cinematográficos: Brandon Routh (el Hombre de Acero de la fallida Superman regresa) en el rol de un bajista ultravegetariano, y Chris Evans —Antorcha Humana en Los cuatro fantásticos y su secuela, y el flamante Capitán América en el film a estrenarse en 2011—, como una estrella de acción con poca paciencia.

Debido a su no estreno comercial en Argentina, es bueno que en este festival el público tenga la chance de ver esta obra maestra en 35mm.

Scott Pilgrim demuestra que las historias de amor nunca dejarán de ser interesantes, sobre todo si se encuentra una manera novedosa para contarlas, y que, como dice Pat benatar en su famosa canción: Love is a Battlefield.


(Nota publicada originalmente en A Sala Llena)

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