sábado, 31 de enero de 2009

Fear Factory


¿Qué pasaría de cruzáramos los libros El cazador oculto, de Salinger, con American Psycho, de Ellis? El resultado probablemente sería la novela de origen escocés La fábrica de las avispas.
Publicada en 1984, narra las andanzas de Frank Cauldhame, un muchacho de dieciséis años que vive con su extraño padre en una isla boscosa. No va al colegio; estudia en casa. De vez en cuando frecuenta el pub del pueblo y se emborracha junto a su amigo, un enano al que a veces carga al hombro. Tiene una visión cínica de la vida... Pero los rasgo más distintivos —y más ocultos— de Frank son sus costumbres. Entre otras cosas, el pibe tortura y asesina animalitos, colecciona sus restos o los ofrece como sacrificio al Mar (respecto sobremanera al Mar) y hasta hace de las suyas contra seres humanos. En tanto, hay un oscuro secreto de su pasado que tratará de descubrir.
Un libro mórbido, sí, pero escrito con un estilo fluido y sencillo, con mucho humor negro. La historia de cómo el hermano de Frank pasó de ser un muchacho normal a quemar perros vivos es una de las más perturbadoras de toda la historia de la literatura (tienen que leerla para saber que no exagero). Y el final es de lo más extraño.
La fábrica... es la primera obra del escritor Iain Banks, quien luego se hizo popular entre los fanáticos de la ciencia-ficción por sus trabajos de space opera.
Se puede conseguir en librerías de oferta y también de las otras, editado por la colección Reservoir Books, colección perteneciente a Mondadori. Léanlo... si se atreven.
Para terminar, un dato colorido: este es uno de los cinco libros favoritos de Simon Le Bon, ¡el cantante de Duran Duran!

(Nota publicada originalmente en Chak Films)

martes, 27 de enero de 2009

Camino a la fama


Ya se escribió mucho acerca de la exitosa película mexicana Rudo y cursi. Sobre todo, en mis blogs vecinos, donde sus responsables se despacharon con notas muy jugosas sobre la película y sobre el fútbol en el cine. Por lo tanto, yo no haré lo mismo, pero sí quería comentar el film.
Rudo y cursi, ópera prima de Carlos Cuarón, no llega a ser una de esas películas que marcan un antes y un después, como sí lo son las obras dirigidas por los productores: Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro y Alejandro Gonzáles Iñárritu (sobre todo en Amores perros. Después se puso muy pretencioso). Pero es una lograda sátira –a veces cómico, a veces triste- sobre querer triunfar en la actividad de uno, a pesar del nefasto entorno por el que deben moverse. En este caso, dos hermanos del interior (Gael García Bernal y un Diego Luna bien recio, fiel a su apodo de Rudo), futbolistas amateurs, que son descubiertos por a Batuta (Guillermo Francella, lo mejor de la peli), un argentino chanta que dice descubrir talentos en las afueras de México. Es así que los brothers terminan en el Distrito Federal, “Gaelga” -o Cursi, quien se gana el apodo por dedicarse también a cantar música ranchera- triunfando como delantero en un equipo de primera, y Rudo, bajo los tres palos de un team del ascenso. Las cosas empiezan salir muy bien para ambos, abundan la fama, dinero, mujeres... y apuestas con consecuencias peligrosas. Y ahí está Batuta, ángel y demonio, dispuesto a sacar provecho de sus pollos mientras, en off, nos narra toda la historia.
Carlos Cuarón aprendió bastante de su hermano, ya que filmó la película como si se tratara de otra Y tu mamá también, con planos secuencia y estética realista. Pero el estilo es en función a la película y no queda la sensación de mera copia. En cuanto al habla mexicana, bien cruda, logra entenderse a pesar de la velocidad a la que hablan los hermanos protagonistas.
En definitiva, Rudo y cursi bien vale la pena, y veremos qué nos depara Carlos Cuarón en el futuro.
Otra cosa: hace poco Guillermo del Toro se confesó fan de Francella. ¡Queremos verlo al Guille en Hellboy 3!

Matar o morir


Pecados capitales + El juego del miedo. Eso es lo que uno piensa antes de ver WAZ: el amor no duele... mata, de flamante estreno local. Aunque es posible comprobar que tales comparaciones son verdaderas (pura noche, haces de linternas atravesando lugares oscuros, pesimismo, escenas truculentas), la película no deja de tener lo suyo.
El veterano, cansado y misterioso detective Eddie Argo (Stellan Skarsgard) y la novata oficial Helen Westcott (Melissa George) deben investigar una serie de homicidios. En los cuerpos de las víctimas –algunas en condiciones nauseabundas- aparece la ecuación WAZ, relacionada con ciertas conductas humanas. De hecho, Argo y Helen descubren que las personas muertas fueron obligadas a decidir entre dejarse asesinar o terminar con la vida de un ser querido, no importa si es padre, madre, hermano, hijo o pareja.
La poca originalidad del argumento está compensada por varios factores: la dirección del británico Tom Shackland, adecuadamente mugrienta y sombría; la interesante vuelta de tuerca final y las actuaciones del sueco Skarsgard, George y también de Selma Blair, quien cada tanto vuelve a interpretar personajes tan lúgubres como arriesgados.
WAZ fue parte de la Selección Oficial en Competencia en el Festival de Sitges 2007 y viene de recibir comentarios bastante positivos.
Detalle curioso: el guionista se llama Clive Bradley. Hagamos un juego de asociación. “Clive” también es el nombre del escritor y director Clive Barker, creador de Hellraiser-el pacto. El monstruo principal de aquel clásico del terror era Pinhead, papel a cargo de Doug Bradley. Sí, “Bradley”. Y si a eso le sumamos lo mórbido de varios momentos de WAZ... Cuántas coincidencias.

jueves, 22 de enero de 2009

Algunas impresiones de las nominaciones a los Oscar

Por Mejor Director compiten grosos totales, leyendas vivientes: David Fincher, Danny Boyle, Gus Van Sant y Stephen Daldry... Ah, cierto, y Ron Howard.

Daldry, para el Guiness de los records: tres películas dirigidas, tres nominaciones para él. Eso sí, todavía no puede ganar.

¿Qué pasó, Benicio? Mejor dicho, ¿qué NO pasó? En la Academia habrán dicho, imitando a José Marrone: ¡Cheeeee!

¿Cómo pudieron ignorar a The dark knight en los rubros de Mejor Película y Director? Menos mal que sí se acordaron de Heath Ledger.

A Josh Brolin lo nominaron por su papel en Milk y no por W. Parece que nadie quiere ver a Bush ni en películas.

Aunque todavía no vi sus pelis, deseo que ganen Fincher, Boyle o Van Sant. Y que Wall-e gane por film animado (es un hecho).

Y vamos, Mickey Rourke. ¡Quiero ser como vos! Eh, bueno, por ahí no, pero igual sos un grande.

sábado, 17 de enero de 2009

La Cosa 151


Sí, querido lector: ya está en los kioscos de revistas el número veraniego de La Cosa. Entre otras cosas piolas, encontrarán un informe sobre Viernes 13, remake (o algo así) de Martes 13. El que lo escribió, una luz, jeje.

jueves, 15 de enero de 2009

Jim Carrey en... WATCHMEN


El verdadero cazador de cocodrilos


Antes de que el ya desaparecido Steve Irwin deleitara al público con sus aventuras en el reino animal, hubo otro australiano valeroso, carismático y muy desopilante.
Estoy hablando de Cocodrilo Dundee.
Claro que este es un personaje de ficción, creado por quien siempre le puso el cuerpo y el alma: Paul Hogan. Nacido en 1939 en New South Wales, Australia, Hogan dejó los estudios secundarios para trabajar de albañil. Sin embargo, quería formar parte del show business. En 1972 audicionó para New Faces, un programa televisivo que buscaba nuevos talentos. El bueno de Paul asombró a todos con su sentido del humor y la habilidad para lanzar cuchillos. Al año siguiente ya tenía su propio programa de sketches, The Paul Hogan Show, que duró hasta 1984. Muchos de esos segmentos cómicos (no muy distintos a los que hacía Benny Hill en Gran Bretaña) pueden disfrutarse en, como no, youtube.com; basta con poner “The Paul Hogan Show”. El éxito se extendió a Gran Bretaña, donde participó en telefilmes y avisos publicitarios.
Sólo faltaba conquistar Estados Unidos, y P.H. sabía cómo. Junto con dos colegas se puso a escribir el guión del que sería uno de los clásicos de los ’80.
Estrenada en 1986, Cocodrilo Dundee comienza con Sue Charlton (Linda Kozlowski), una periodista neoyorquina que viaja a Walcabout, Australia, para escribir un reportaje sobre el personaje del título. Mick “Cocodrilo” Dondee es un auténtico vaquero moderno, capaz de fundirse con la naturaleza y de matar un cocodrilo con su cuchillo modelo Bowie (protagonista del momento más inolvidable del film, más adelante lo comentaremos). En la primera mitad de la película, podemos ver a Mick en su elemento, al tiempo que la refinada Sue experimenta un shock cultural. Debido a la reprecisión de los artículos periodísticos, ella decide llevar a Dundee a Manhattan. Y ahí los papeles se invierten: ¡el pobre tipo nunca había estado en ninguna ciudad! A continuación, las situaciones más cómicas y gloriosas del film. Justo ahí aparece la escena más memorable no sólo de Cocodrilo..., sino de aquella década. En un paraje oscuro, los protagonistas son interceptados por una de esas típicas pandillas del cine yanqui. El líder saca una navaja y pide que le den todas las pertenencias. Sin inmutarse, Mick dice: “¿Eso es un chuchillo?”, y tras desenfundar su tremendo Bowie, agrega: “Esto es un chuchillo”, y procede a tajear la ropa del maleante. El final de la película es romántico, pero mejor lo fue en la vida real. Cocodrilo... recaudó más de 360 millones de dólares solamente en EEUU y se convirtió en un clásico de su tiempo. Paul Hogan se llenó de dinero y fue nominado al Oscar por Mejor Guión Original, compitiendo con Oliver Stone (Pelotón y Salvador), Hanif Kureishi (Ropa limpia, negocios sucios) y el ganador de la estatuilla Woody Allen (Hanna y sus hermanas). ¡Ah! Y se casó con Linda Kozlowski. ¿Qué tul?
En 1998 apareció Cocodrilo Dundee II, en la que nuestro héroe debe vérselas con un grupo de narcotraficantes. El resultado no fue tan espectacular, pero igual se la banca y fue bastante exitosa. Tras una serie de papeles no muy recordados (entre otras cosas, estuvo en la versión cinematográfica de Flipper, junto a Elijah Wood), Paul Hogan retorno al papel en 2001 con Cocodrilo Dundee en Hollywood. Esta tercera aventura funciona de manera similar a la original, sólo que con su pequeño hijo y el choque de culturas se produce en la industria del cine. Y... un poco más de lo mismo. Durante las ruedas de prensa, el mismo Paul aclaró que era la última vez que encarnaría al entrañable Mick.
¿Qué es de la vida de Mr. Hogan en este momento? Aparece de vez en cuando en televisión, aunque se dedica a retozar en su rancho con Linda y el hijo de ambos. Tanta fortuna juntó con Cocodrilo..., que puede hacer lo que se le cante.


Trailer de Cocodrilo Dundee (sí, ya lo subí, pero lo vale)


Sketch del programa The Paul Hogan Show


(Nota publicada originalmente en Chak Films)

Cangurolandia


Con apenas tres películas, el australiano Baz Luhrmann se convirtió en uno de mis directores favoritos. Si no, lean la nota supe escribir para la estupenda revista virtual Axolotl (perdón por algunos errores de ortografía). Un cineasta al que muchos odian. Se lo acusa de superficial, rimbombante, y además, hace la clase de cosas que la mayoría odia: largometrajes donde los personajes bailan, cantan, y films de época.
Como Australia, su reciente y esperadísimo opus.
No obstante, producto de las tibias críticas que venía escuchando, entré en la sala de cine con las expectativas muy abajo. Temía que Luhrmann me decepcionara. Pero no fue así y me encontré con lo que el director confesó estar buscando: un Lo que el viento se llevó en las tierras de los marsupiales, con elementos de western, sobre todo los de Howard Hawks y John Ford. Más de un plano remite a, por ejemplo, Más corazón que odio, gema del dúo Ford-John Wayne. Y justamente al gran cowboy de la pantalla grande es que remite el recio y valiente personaje de Hugh Jackman.
A todo esto no conté de qué trata la historia. Durante la Segunda Guerra Mundial, Sarah Ashley (Nicole Kidman, mejor de lo que la criticaban por ahí), una aristócrata inglesa, viaja a ya-saben-dónde por unas tierras que su marido tenía en Darwin. Al llegar se desayuna que el tipo fue asesinado supuestamente por un viejo aborigen. Pese al lógico choque cultural del principio y a la amenaza de un poderoso terrateniente, Sarah decide continuar con la labor del difunto. En el camino se encariñará con Nullah (Brandon Walters, la revelación), un niño mestizo, y se enamorará del vaquero interpretado por Jackman. Todos deberán prepararse para tiempos muy difíciles, ya que los japoneses, luego de atacar Pearl Harbor, planean ir por Darwin, y no de visita.
La película tiene todo el vértigo y la riqueza visual característica del director, y sigue presente el tema de los enamorados que provienen de mundos muy distintos, pero que así y todo se la juegan hasta el final,sin importar los peligros que la relación conlleva. Sin embargo, se nota que mucha gente distinta metió mano en el guión. Además de Luhrmann, figura la firma de Stuart Beattie –guionista de Piratas del Caribe: la maldición del Perla Negra, Colateral y la inminente película de G. I. Joe-, y la del sudafricano Ronald Hardwood, que trabajó con Roman Polansky y hasta escribió el telefilm Evita Perón (¡sí, ese con Faye Dunaway haciendo de La Abanderada de los Humildes!).
El resultado final no llega a ser perfecto, pero muestra que B. L. no pierde el talento de entretener ni de emocionar. Tanta pasión hecha celuloide es muy inspiradora.
Mención especial para los paisajes. Dan ganas de tomar un avión para allá, alquilar un jeep y recorrer esos hermosos parajes al atardecer escuchando Midnight Oil o Men at work y con canguros saltando a los costados.
Además de los protagonistas tenemos a grandes actores grosos que aquel enorme país de Oceanía nos legó: Bryan Brown (recordemos que Brian Dennehy, co-protagonista junto a Brown del clásico ochentoso Fx-Efectos Especiales, fue dirigido por Luhrmann en Romeo+Julieta); David Wenham, aquí como el villano de turno; el veterano Jack Thompson, de corta aunque buenísima participación, y el eterno indígena David Gulpilil. En otros roles secundarios podemos descubrir actores más oscuros, como Barry Otto -dirigido por Baz en Strictly ballroom y padre de la actriz Miranda Otto- y John Jarratt, ¡el cazador de Wolf Creek! Pero faltó Paul Hogan. Podría haber estado unos minutitos, aunque fuera. Porque la película que más fama mundial le dio a Australia fue Cocodrilo Dundee.
Esperemos que Baz Luhrmann no demora tanto en realizar su próxima película. Ya la estoy esperando ansioso.

domingo, 11 de enero de 2009

Sangre joven


¿Puede funcionar una historia de vampiros casi sin sangre ni excesos ni la mayoría de los elementos característicos de todo relato de no-muertos? Aunque no lo parezca, sí. Tal es el caso de Crepúsculo, adaptación cinematográfica de la primera novela de una saga made in Stephenie Meyer (¿Sucesora de J. K. Rowling?).
Si bien escribí una nota completa en el número 150 de la revista La Cosa, no quería dejar de comentar mis impresiones. Antes que nada, Crepúsculo es una historia de amor entre Bella (Kristen Stewart, qué linda se puso la nena), una mortal como nosotros, y Edward (Robert Pattinson), un pálido James Dean bebehemoglobina... o no tanto, ya que él y su peculiar familia se volvieron vegetarianos. Claro que también hay por ahí otros nietos de Nosferatu que sí mantienen viva la tradición y desean hincarle el diente a Bella.
Gran parte de la frescura y la onda del film se deben a Catherine Harwick. Esta talentosa directora supo retratar la madurez adolescente en joyitas imperdibles como A los trece, Los amos de Dogtown y El nacimiento. Aunque nunca hizo nada de corte fantástico, logró una película muy visual y entretenida.
Como corresponde, se viene la segunda peli de la saga, Luna nueva. Lástima que la Harwick no la dirigirá. A no alarmarse, que detrás de cámara estará Chris Weitz, co-creador de la saga de American Pie, y director de Un gran chico.

Crepúsculo me recordó a un clásico de mi niñez: The lost boys, que en Argentina se estrenó con el nombre de Que no se entere mamá (¡¿?!). En esta peli de 1987 –tal vez la mejor de Joel Schumacher-, dos hermanos se mudaban a un pueblito y terminaban involucrados con una pandilla de vampiros liderada por Kiefer Sutherland.


Los dejo con un trailer de The lost boys:


…y con otra secuencia hipercool:

viernes, 9 de enero de 2009

Apocalypto


Aprovechando su estreno por cable, quisiera compartir con ustedes una nota que escribí (hace tiempo ya) sobre Apocalypto, obra maestra de Mel Gibson. Léanla pinchando aquí mismo.
Quería manifestar lo indignado y furioso que estoy por el aumento del transporte público. Políticos de mierda la concha de sus putas madres váyanse de una buena vez malcogidos detestables putos del orto!!!

miércoles, 7 de enero de 2009

Bienvenido de regreso, Virrey


Y que sigan los éxitos.

Nuevos invasores


Las remakes no piensan dejarnos en paz. Y ningún clásico parece salvarse de ellas. La nueva víctima: El día que paralizaron la Tierra, aquel exponente de la ciencia-ficción pacifista dirigido por Robert Wise y estrenado en 1951. En el film, un extraterrestre y un atemorizante robot aterrizaban en nuestro planeta. Según Klaatu, el alienígena, los humanos debían parar de atacarse entre sí (eran tiempos de la Guerra Fría) o los seres del cosmos destruirían el globo. Bueno, en la nueva versión ya no hay Guerra Fría, pero el mensaje es parecido, y con más efectos especiales y secuencias de destrucción.
El día que la Tierra se detuvo está a años luz de ser una obra maestra. Actores como Jennifer Connelly, Kathy Bates y en especial John Cleese son bastante desaprovechados. De todas maneras, la película se deja ver (aunque uno la olvida rápido a la salida del cine).
En cuanto a Keanu Reeves, le sienta muy bien el Klaatu siglo XXI. Si uno lo piensa detenidamente, el protagonista de Matrix también andaría bien en un papel de robot. Y, con esa eterna cara de nada...

martes, 6 de enero de 2009

La rabia del Rey


Stephen King ya no necesita presentación. ¿Quién, al menos, no conoce algunas de sus novelas y libros de cuentos, la mayoría llevados al cine? Gracias a obras como Carrie, El resplandor y Cementerio de animales, este autor de Maine pasó de triste profesor de literatura con problemas económicos a multimillonario y figura de la cultura pop.
Para mediados de los ‘70, el mercado editorial estaba saturando por el nombre “Stephen King”. Así es que, por consejo de sus editores, comenzó a publicar bajo el seudónimo Richard Bachman. Según King, sacar libros con otro nombre también le permitió crear trabajos más jugados y con menos presión de convertirse en best sellers. Maleficio, Carretera mortal y La larga marcha son algunos ejemplos.
Pero hay uno que, aunque lejos del género estrictamente de terror y fantasía, se convirtió en una joyita hoy tristemente célebre: Rabia.
Si bien Stephen lo escribió en sus épocas de estudiante universitario, finalmente se publicó en 1977. Cuenta la historia de Charlie Crocket, un adolescente que ingresa en el aula del colegio, saca un arma y mata a la profesora. A continuación, mantiene a sus compañeros de rehenes, al tiempo que directivos y policías tratan de detenerlo. Lo más curioso es que Charlie no es un simple loquito impulsivo: sucede que el chico es muy inteligente, sumamente astuto, y está harto de la hipocresía de los adultos y la manera en que los jóvenes deben respetar ciertos patrones sociales. Y muchos de los compañeros comienzan a identificarse con eso. No es nada descabellado comparar Rabia con aquel clásico ochentoso de John Hughes El club de los cinco. ¡Sí, esa con Emilio Estévez, Molly Ringwald, Judd Nelson, Ally Sheddy y Anthony Michael Hall encerrados en un aula! Piensen en Rabia como El club... con sangre y elementos por demás perturbadores.
En síntesis, la novela es una muy cruda y por entonces arriesgada crítica no sólo al sistema educativo estadounidense, sino a toda la sociedad norteamericana. Como no podía ser de otra manera, el libro vendió un montón y fue traducido a todos los idiomas posibles. Pero se hizo muy impopular a fines de los ’90, debido a la creciente ola de atentados a escuelas por parte de los mismos alumnos —cosa que sigue al día de hoy—. Padres, medios periodísticos, todo Estados Unidos decidió que la violencia escolar era causada por películas, música, videojuegos y libros. De hecho, Rabia fue encontrado en el casillero de uno asesino teenager de Kentucky. Tras la masacre de Columbine, el mismo King decidió retirar el libro de circulación. Por eso nunca más fue reeditado.
Por eso, para leer esta gema tienen que buscar bien entre la sección de usados o pedírselo prestado a algún buen amigo. Vale la pena.


(Nota originalmente publicada en el sitio web de Chak Films)