martes, 24 de febrero de 2009

La otra mitad


Se estrena en cines A prueba de muerte. Cuando la vi en su momento, escribí las siguientes líneas:
“Sí, es la película dirigida por Quentin Tarantino que pertenece al doble programa Grindhouse. La historia de un stunt (Kurt Russell) aniquilando chicas en las rutas norteamericanas es muy divertida y ultra tarantinesca (es decir: mucho diálogo y toneladas de referencias a otros films). No obstante, muchos dicen que no logra superar a Planet terror, el segmento de Robert Rodríguez”.
Bueno, todavía pienso igual. Cabe añadir que la estética roñosa y la sangre y las muy lindas muchachas tampoco merecen olvidarse. Y está bueno ver a Kurt haciendo otra vez de tipo recio e impredecible.
Para saber datos de Planet terror (mejor que A prueba...) y Grindhouse, cliqueen aquí.

No está muerto quien pelea


En los ’80 supo ser un ídolo. Fama, buen pasar, mujeres, drogas, nada le faltaba. Pero ahora es una ruina con músculos que vive de su leyenda. A pesar de todo, quiere hacer las cosas bien y regresar a la cima, pese a las malditas tendencias autodestructivas que no paran de complicarlo.
¿Que si estoy hablando de Randy “Ram”, el personaje principal de El luchador, o de Mickey Rourke, el encargado de ponerle cuerpo y alma? Bueno, de ambos. Como ya se dijo hasta el agotamiento, el paralelismo entre la vida y la carrera de uno y otro es innegable. La diferencia es que Randy se mueve en el mundo de la lucha libre profesional, que allá es mucho más violenta y realista que la que se veía en Titanes en el ring y hoy en 100% lucha... aunque, por la mechas rubias, Mickey parece haberse inspirado en el look de Vicente Viloni.
Y la película ES Mickey Rourke.¡Admitan que alguna vez quisieron ser como Mickey! El tipo se preparó y es re creíble como luchador de catch, en especial a la hora de las piruetas. Sin embargo, también logra conmover en este papel. Presten atención a la escena en la que, frente a su hija (Evan Rachel Wood), admite todos sus errores como padres y como ser humano. Un momento breve pero intenso. Sean Penn ganó el Oscar al Mejor Actor (lo dijo Vincent Gallo hace años: "Sean Penn quiere ser Mickey Rourke"), pero vos, Mickey, no importa lo hecho percha que quedaste por los excesos, seguís siendo uno de los más grandes.
No olvidemos a Marisa Tomei, quien hace de una stripper de la que se enamora Randy. Es muy positivo ver que la Tomei empezó a sacarse mucha ropa en sus últimos films. Y no está nada mal, eh, tiene lo suyo.
Claro que las actuaciones de Rourke y de Marisa no hubieran brillado si no fuera por la visión del director Darren Aronofsky. Jamás fui un fanático desesperado de él: Pi no me gustó –¿será porque ese día quería ver El club de la pelea?-, Réquiem para un sueño es tremenda y La fuente de la vida resulta visualmente hermosa pero bastante fallida en su contenido. El luchador es una de sus mejores obras, y también la más distinta a las demás: si bien en Réquiem... había algo de ambiente urbano de clase baja, acá decidió retratarlo de manera semidocumental, sin delirios ni nada similar. Es cierto que el guión remite un poco a Rocky, sobre todo a Rocky Balboa, pero la supera con creces (a Rocky Balboa, no a Rocky, ojo).
Vale detenerse en la cuestión musical. Durante la película suenan bandas de hard rock ochentosas, como las pertenecientes al glam californiano –Quiet riot, Ratt, Cinderella, a Mötley crue se lo menciona- y las de Alemania, como Accept y Scorpions. Por un lado, sirve para la configuración sonora de los protagonistas (“Cobain lo arruinó todo”, dice Randy). Además, se produce un tercer paralelismo: muchas de esas agrupaciones que triunfaron hace veinte, veinticinco años, quedaron destruidas por el reviente y hoy, con giras y discos nuevos, intentan recuperar el trono perdido. También suena el tema compuesto e interpretado por Bruce Springteen a pedido de Rourke.
Ahora sólo queda esperar si Mickey por fin sentará cabeza –se comenta que estará en la segunda parte de Iron Man- y si Aronofsky se consagrará con su inminente versión de RoboCop.

viernes, 20 de febrero de 2009

Millones


Viene arrasando en festivales de cine, está por ganar el Oscar... pero casi todo el mundo la odia. Al menos, vengo leyendo críticas nefastas. Slumdog millionaire: ¿quién quiere ser millonario?, la nueva película del talentoso Danny Boyle, es acusada de pretenciosa, MTVezca, pintorezquista, de abusar de golpes bajos...
A mí me encantó, y me hago cargo.
Jamal Malik (Dev Patel), un joven pobre de Mumbai -antes conocida como Bombay, en La India- decide participar en una versión local del programa ¿Quién quiere ser millonario?, que se supo hacer hasta en Argentina. Pero a Jamal no le interesa tanto el dinero sino llamar la atención de Latika (Freida Pinto), su amor de siempre, quien no está en muy buenas manos. A través de las respuestas a las preguntas del conductor, podremos conocer, mediante flashbacks, la miserable vida de Jamal, marcada por la pobreza, el abandono, la violencia, más abandono, más violencia, en la que, a pesar de todo, pudo descubrir el amor.
El estilo fresco, vibrante y contemporáneo marca Boyle, sumado a los parajes indios repletos de basura y peligros, hicieron que muchos la compararan con la brasileña Ciudad de Dios. Pero el parecido se limita a ciertos momentos visuales, pero no a la narración. Ahora que recuerdo, a Fernando Meirelles, culpable de Ciudad..., lo criticaron por ser un tipo de clase alta que de golpe se le ocurría fimar a las favelas de manera cool. Boyle fue acusado de algo similar. No me parece así en ninguno de los dos casos.
Con respecto a los golpes bajos, la película no escatima en mostrar situaciones de crudeza extrema, como cuando a un niño le destrozan los ojos para que, a la hora de pedir limosna, los transeúntes sientan más lástima por él y le den dinero. Boyle y el guionista Simon Beaufoy –el mismo de la hipergenial Full monty, que se basó en la novela Q&A de Vikas Swarup para Slumdog...- muestran la espantosa realidad de esa parte del mundo, que es la misma de gran parte de las naciones tercermundistas. Eso sí: la combinación, en una misma película, de torturas y muertes realistas con un número musical típico de Bollywood queda un tanto extraña, pero no estropea el resultado final.
Al fin y al cabo, Slumdog... es una típica peli de Danny Boyle: personajes jóvenes, en busca del Paraíso terrenal (que puede ser algo o alguien), cuyas relaciones serán puestas a prueba. Y la banda sonora, como en todo film del director, es mortal. Sin duda, una de las mejores de su filmografía, junto a Tumba al ras de la tierra, Trainspotting y Exterminio.
Es casi seguro que se quedará los Oscar a Mejor Película y Director. En mi opinión, será una justa ganadora... aunque insisto: ¿cómo pudieron olvidar a Batman: el caballero de la noche en los rubros principales? ¡Vamos, Heath Ledger!

viernes, 13 de febrero de 2009

All you need is love

Es muy común –e injusto- que películas intrascendentes o malas se estrenen en los cines y algunas genialidades pasen directo a DVD. Tal es el caso de A través del universo.
Dios bendiga a Julie Taymor. Nacida en 1952, esta directora se hizo célebre en Broadway al encargarse de obras como la multipremiada versión teatral de El Rey León. La historia de Simba y los suyos (seguramente la mejor adaptación de Hamlet) está contada usando sofisticadas marionetas y actores con máscaras. Tan grosso es este musical, que hasta tuvo su parodia en Los Simpsons, pero usando a Tommy y Daly. ¡Hasta la Taymor aparece dibujada en ese capítulo!
Después pasó a filmar películas. Arrancó derecha: Titus está basada en la obra más polémica de William Shakespeare y contó con un impresionante elenco encabezado por Anthony Hopkins y Jessica Lange. El resultado: un canto al sadismo y la depravación repleto de delirio visual. Una gloriosa y subversiva mezcla de Baz Luhrmann con Gaspar Noé. Luego vino Frida, anticonvencional biopic sobre la artista plástica mexicana Frida Kahlo. Otro paso firme, ya que obtuvo críticas halagadoras y ganó casi todos los premios Oscar a los que estuvo nominada.
Titus y Frida son peliculones, pero faltaba algo mejor aún.
Estrenada a fines de 2006, A través del universo es un musical atípico, ya que está armado en base a canciones de Los Beatles. Estamos en los años 60. Judd (Jim Sturgess), un muchacho inglés nativo de Liverpool, viaja a Estados Unidos para buscar al padre que nunca conoció. Pero encuentra mucho más: Lucy (Evan Rachel Wood, la pendeja de A los 13 y ex de Marilyn Manson), una joven que acaba de perder al novio en la guerra de Vietnam. La química entre ambos se vuelve inevitable, pese a los momentos excitantes y turbulentos que se viven en el mundo. Sería un pecado olvidar a los personajes secundarios: Max (Joe Anderson), el hermano de Lucy, que convence a los suyos de irse al Greenwich Village neoyorkino y vivir una vida bohemia, pese a que después lo llaman del Ejército; Prudence (T. V. Carpio), una lesbiana que busca su lugar en el mundo; Sadie (Dana Fuchs), dueña de una pensión y cantante en ascenso, que remite a Janis Joplin; Jo-Jo (Martín Luther), atormentado guitarrista negro a la Hendrix. También hay pequeñas apariciones a cargo de Bono, Joe Cocker y Salma Hayek (recordemos que la tremenda chicana hizo de Frida Kahlo).
A través del universo es un ejemplo de, parafraseando a un amigo mío, genios filmando genialidades.
Entre los temas de Los Beatles entonados por los actores están “All you need is love”, “Helter Skelter”, “Let it be”, “I am the walrus”, “Revolution”, “Strawberry fields forever” y, obviamente, ”Hey Jude” y “Lucy in the sky with diamonds”. Se sabe que los derechos de estas y otras canciones de la banda no están en dominio público, por lo que Taymor y Cía. debieron pagar bastante para usarlas en el film. Hicieron una estupenda inversión. Además, el hermosa la manera en que fue utilizada cada canción. Recuerdo la parte de “Helter Skelter” y se me pone la piel de gallina.
La estética es otra parte fundamental de esta obra maestra. El director de fotografía francés Bruno Delbonnel –quien trabajó junto a Jean-Pierre Jeunet en Amelie y Amor eterno- la rompe con su paleta colorida en los momentos más psicodélicos, como cuando los protagonistas visitan un extravagante circo animado por Eddie Izzard.
Una vez más, gracias, Julie Taymor, por un cine tan vibrante, emotivo y novedoso. Falta menos para gozar su nueva experiencia audiovisual: volverá a adaptar a Shakespeare en La tempestad. ¿Algunos actores metidos en el asunto? Helen Mirren, David Strathairn, Alan Cumming, Djimon Hounsou, Chris Cooper, Alfred Molina. ¡Hay que verla YA! Y si andarán por Nueva York, no se pierdan su versión musical de El Hombre Araña (¡¡¡!!!), con Bono y The Edge a cargo de las songs.
Ya saben: si les cabe esta clase de películas (sé que a muchos no, pero...) o son fanáticos de Los Beatles, no se pierdan A través del universo. Se consigue en varios DVDclubs, pero a veces en la sección infantil (¿?).
No puedo terminar este texto sin antes agradecer a Jose (así, sin el acento). Sos un tipo como hay pocos. Flor y Sergio, ustedes tampoco que quedan atrás, eh.

Los dejo con el trailer.


... y con algunos de los momentos musicales.









De yapa, una promo de El rey león teatral.

Un viernes de locos


El título de la nota hace referencia a una comedia de Disney que supo padecer el mal de las remakes. La película que ahora nos ocupa también es un refrito, pero de aquel clasicazo slasher que revolucionó el género de terror allá por 1980. Aunque siempre fue Friday the 13th (Viernes 13) acá en Argentina se la conoció como Martes 13. Sin importar el día de la semana, Jason Voorhees, un niño deforme que murió ahogado por negligencia de adultos irresponsables, hizo de las suyas, no tanto en la primera parte como en todas las secuelas. De hecho, en los últimos quince años había devenido en una suerte de Frankenstein mortífero y superpoderoso. Pero hoy en día, a casi 30 años de la original, el director Marcus Nispel y el acá productor Michael Bay (uno de los dueños de la productora Platinum Dunes, siempre firme junto a las nuevas versiones de éxitos aterradores) decidieron volver a las fuentes.
Tal como dije en la nota publicada en el número veraniego de la revista La Cosa (todavía está en los kioscos), Viernes 13 no es una reproducción de la Parte 1 de la saga: ahí no mataba Jason pero sí su vengativa madre. El muchacho recién se dedicará a masacrar pendejos alzados en la 2 y empezará a usar la máscara de hockey en la 3. La puesta al día es una combinación de esas tres primeras pelis, ya que acá Jasón mata casi de entrada. Eso sí: sus víctimas siguen siendo boluditos descontrolados, salvo Clay (Jared Padaleky, de la serie Supernatural, muy parecido a Matías Camisani), un tipo que anda buscando a la hermana. Como corresponde, hay sangre, muertes y chicas lindas sin problemas a la hora de mostrar. Un milagro, teniendo en cuenta que la gente de Hollywood dosifica ciertos contenidos para que público más joven vaya a los cines. El estilo visual del alemán Nispel –gótico, muy influido por las artes plásticas-, compensa un guión maso maso. De todos modos, aquí el guión es lo menos importante.
Michael Bay y Platinum Dunes planean seguir currando con las remakes. En carpeta figuran la de Los pájaros y la de Pesadilla en lo profundo de la noche, y con otro actor reemplazando a Robert Englund en el papel de Freddy. ¡Paren un poco y hagan algo nuevo, che!

miércoles, 11 de febrero de 2009

La conspiración


Hasta no hace mucho, Bryan Singer era de esos directores casi intocables. Con su segunda película, Los sospechosos de siempre, se volvió una promesa. Promesa que se cumplió con sus siguientes opus: El aprendiz, que por momentos supera al libro de Stephen King en el que se basa; X-men y X-men 2, grandiosos ejemplos de cómo adaptar comics al cine. Pero luego se despachó con Superman regresa, que terminó siendo mucho menos de lo que prometía, más que nada por un casting equivocado y una duración interminable.
Ahora vuelve a las canchas con Operación Valquiria. La peli parecía uno de esos proyectos malparidos de Hollywood. Durante su producción aparecieron toneladas de rumores negativos: material arruinado que debió filmarse de nuevo; el acento alemán de Tom Cruise, el protagonista, sonaba horrible... Lo cierto es que demoró en llegara los cines.
¿Valió la pena esperar?
1944. La Segunda Guerra Mundial acerca a su fin, pero la Alemania de Adolf Hitler sigue siendo la dueña de casi toda Europa. Harto de los crímenes perpetrados por su superior, El Coronel Claus von Stauffenberg (Cruise) se une a un grupo de señores con un fin muy concreto: eliminar al Tío Adolfo y tomar el mando. Tarea nada sencilla, ya que el Führer es el que manda y está muy bien protegido.
La película no llega a ser una obra maestra, pero resulta entretenida y está bien filmada. Recuerda a las viejas películas yanquis ambientadas en la Segunda Guerra, de esas que ahora dan por canales de cable como Retro y TCM. El acento de Tom hace ruido al principio, pero enseguida pasa a formar parte de esa eterna –y lógica- convención de las películas. Por lejos, lo más destacado es el cast secundario, compuesto mayormente por grosísimos actores británicos: Billy Nighy, Tom Wilkinson, Terence Stamp, Eddie Izzard, Tom Hollander, Paul Schofield (falta Kenneth Branagh, pero él nunca fue mi ídolo). También hay actores alemanes de excelente nivel, como Thomas Kretschmann y Christian Berkel. La que está muy desaprovechada es Carice van Houten, quien mostró de todo en El libro negro, de Paul Verhoeven. En Operación... hace de la sufrida esposa de von Stauffenberg, pero nada más.
Esperemos que en su próximo film Singer vuelva a estar más inspirado y nos dé una genialidad como las que él sabe hacer.

Corre, Benjamin, corre


Brad Pitt y el director David Fincher son una dupla imbatible, responsable de genialidades absolutas. Primero, Pecados capitales. Después, El club de la pelea.
Hace poco se reunieron por tercera vez, pero no para hacer otro film oscuro y pesimista. El curioso caso de Benjamin Button es una película para ver con paquetes de Carilina a mano.
A esta altura del partido, el argumento ya es bastante familiar: después de la Primera Guerra Mundial, el personaje del título (Pitt) nace pequeño pero muy arrugado y ciego, como un anciano de 80. Horrorizado, su padre (Jason Flemyng) lo abandona en la puerta de un geriátrico. Allí lo encuentra Queenie (Taraji P. Henson, nominada al Oscar), una empleada negra, que se convierte en la madre adoptiva, pensando que al extraño bebé le queda poco tiempo de vida. Pero Benjamin no sólo sigue vivo, sino que comienza a rejuvenecer. Su reloj biológico funciona al revés, aunque mentalmente parece alguien normal: un viejo con alma de niño y viceversa.
Se nota que el guionista Eric Roth también escribió Forrest Gump, ya que las dos películas son un calco: el protagonista es diferente al resto, atraviesa distintos períodos históricos, conoce gente a la que le cambia la vida sin proponérselo, participa en una contienda bélica, se enamora de una hermosa mujer (aunque la relación esté condenada), hereda un dinero importante, se las arregla para tener un hijo... En mi opinión, tanto uno como otro son grandes films a cargo de dos de los cineastas vivos más talentosos.
Aunque El curioso... es la obra más emotiva y cálida de Fincher, si no hace un análisis más detallado, habla de lo mismo que, por ejemplo, Se7en: que debemos disfrutar de la vida, a pesar de la mierda circundante; que valoremos cada segundo, que no nos preocupemos por las cosas que no nos hacen falta. Porque el Tiempo corre. Obviamente, el gran David tampoco descuida la parte técnica. La dirección de arte y la fotografía ayudan a reconstruir fielmente cada época que le toca vivir a Benjamin, que arranca en la década de 1910 y llega hasta nuestros días. Y ni hablar de los trucos para que Brad luciera viejo: se usaron otros actores, maquillaje -una nueva y soberbia labor del especialista Greg Cannon-, efectos por computadora y sombras en momentos bien elegidos. Resulta imposible notar dichos trucos. Excelente.
Junto a Pitt, además de los secundarios ya mencionados, se destacan Cate Blanchett (también envejecida por Cannon en determinado momento), Tilda Swinton, Jared Harris, Julia Ormond y Elias Koteas en una pequeña intervención.
El curioso... es la película con más nominaciones a los Oscar, pero se ve que la tendrá difícil contra Slumdog millionaire: ¿quién quiere ser millonario? Bueno, que gane la mejor.

viernes, 6 de febrero de 2009

¡Falta menos para verla!

Daniel el terrible


Palpitando el estreno local de Slumdog millionaire: quién quiere ser millonario, quisiera compartir con ustedes una nota sobre el grosísimo Danny Boyle que publiqué hace años en revista Axolotl. De hecho, la versión original fue una TP para la facultad.
Si el link no funciona, prueben cliqueando en www.revistaaxolotl.com.ar/cinema15.htm

Choque de mundos


Si extrañaban a ese Clint Eastwood parco, ácido, chapado a la antigua, en conflicto permanente con el mundo moderno pero siempre dispuesto a redimirse, ya llega Gran Torino. Aunque aquí se estrena el 5 de marzo, aquí va un texto anticipatorio.
Walt Kowalski (ya-saben-quién), acaba de enviudar. Vive solo en su casa, casi no tiene relación con los hijos y vive atormentado por su sangriento desempeño en la guerra de Corea. En el viejo barrio de Michigan ya casi no queda gente de su generación. Se siente un poco como Robert Neville, el protagonista de Soy leyenda, sólo que en vez de vampiros se siente incomodado negros, latinos y, más que nada, por inmigrantes de países asiáticos. Como sus vecinos de al lado. Walt los odia con ganas, y la cosa casi se pone peor cuando Thao (el debutante Bee Vang), un adolescente candidato a pandillero, intenta robarle su más preciada gema: un Gran Torino 1972, creado por el mismo Walt en sus épocas como trabajador en Ford. Escopeta en mano, el viejo Kowalski le hace frente a la patota oriental y, aunque al principio no le gusta ni medio, se gana el respeto y la confianza de la familia de Thao. Por su parte, el muchacho, para mejorar su imagen, deberá trabajar para Walt. Como sucede en las películas, el hosco veterano irá encariñándose con el chico y su clan. De hecho, llegará a quererlos –y a protegerlos- más que a su familia natural.
Como verán, un film 100% Clint Eastwood. Otra historia de un personaje lidiando con un pasado pesado y con la chance de cambiar, aun durante una edad avanzada. Las salidas de Walt/Clint, siempre con esa cara de querer matar a alguien, son desopilantes, así como también los choques culturales y generacionales. Es increíble lo mucho que Clint Eastwood me hace reír desde su Harry Callahan. Ojo, que el trasfondo de Gran Torino es bastante penoso, así que hay momentos fuertes y tristes, pero reales.
A diferencia de El sustituto, se trata de una película más chica pero muy potente, y también accesible. De hecho, en su país de origen le fue muy bien económicamente, cosa poco común en las películas dirigidas por el ex Hombre Sin Nombre.
Mil gracias, Clint, por seguir contando buenas historias. ¡Y que no decaiga!

jueves, 5 de febrero de 2009

Missing children


Si alguna vez cae en mis manos una pata del mono como la del célebre cuento de W. W. Jacobs (estupendamente parodiado en aquel capítulo de Los Simpson), ya sé muy bien qué pedir: dinero, un harén de mujeres espectaculares, un cine propio... y que Clint Eastwood no se muera nunca.
Cada vez filma mejor, el tipo. Uno de los pocos narradores que todavía se preocupa por las historias y los personajes. Como suelo decir, esto es casi anormal y milagroso en estos tiempos saturados de FX digitales. Y, para alegría de los fanáticos, parece que ahora sigue con la costumbre de entrenar dos películas casi al mismo tiempo. En los últimos meses aparecieron El sustituto y, sobre todo, Gran Torino, dos nuevas muestras de su talento.
Hoy concentrémonos en El sustituto.
Estamos a fines de los años ’20 y Chris Collins (una Angelina Jolie irreconocible por lo contenida y vulnerable), como muchas mujeres en esa época, no la tiene fácil. Ella mucho menos, ya que es madre soltera que debe dejar solo a su hijo para ir a trabajar. Una tarde, de regreso a casa, el niño brilla por su ausencia. Tampoco se lo ve en la vereda, ni en el barrio, ni el todo Los Ángeles. Desesperada, Chris acude a la policía, quienes al principio no le llevan el apunte y, meses después, le avisan que el desaparecido ha sido localizado. La sufrida madre corre a recibir a su vástago... que resulta ser otro infante. “No es mi hijo”, dice la mujer, pero los supuestos representantes de la ley insisten en que sí lo es. Pero Chris no se detendrá hasta recuperar lo suyo, sin importar las nefastas acciones de policías y políticos corruptos. El reverendo Gustav Briegleb (John Malkovich) la acompañará en su cruzada.
El sustituto está basada en un hecho real y muy terrible, que muestra el desprecio por las mujeres y la pudrición gobernante entre los altos mandos del Poder (todos hombres, obvio). La acción transcurre a comienzos del siglo XX, pero mucho de lo que se proyecta en la pantalla sigue sucediendo en la actualidad. No está a la altura de grandes obras del viejo Clint, como Los imperdonables y Río místico, pero tiene sus méritos. Para empezar, Angelina Jolie en un papel que le puede dar otro Oscar (aunque capaz que se lo den a Kate Winslet). La reconstrucción histórica es impecable, y el guión –a pesar de que en un punto agarra por caminos bastante extraños, que incluyen asesinos seriales- funciona como una maquinita.
¿Quiénes más Clint Eastwood? En el post que viene (y que después queda arriba de este).