jueves, 22 de julio de 2010

Shortbus: a la vida hay que hacerle el amor


John Cameron Mitchell es una de las nuevas figuras del cine independiente yanqui.

Durante los ’90 se hizo famoso (bueno, casi famoso) por escribir, dirigir y protagonizar el musical del off Broadway Hedwig and the Angry Inch. Esta historia de un travesti que llega de Alemania Oriental a Estados Unidos y se convierte en estrella de una banda de punk rock-glam de garage se convirtió en objeto de culto. Tanto, que en 2001 el propio Mitchell la llevó al cine. El resultado: Hedwig, una joyita de visión obligatoria.

Ya salió Shortbus, su segundo film.

Una de las primeras escenas permite establecer perfectamente el tono y la temática del largometraje: uno de los personajes principales se contorsiona de tal manera que logra eyacular sobre su propia boca. A continuación, una historia coral ambientada en Nueva York, en donde las relaciones sexuales más variadas dicen presente. Shortbus es el nombre de un club que reúne a toda clase de gente con ganas de pasarla muy pero muy bien.

En Shortbus no hay actores famosos, pero sí muy buenos, y sus emociones son muy reales. Cameron Mitchell confiesa haberse inspirado en los métodos de escritura y actuación empleados por John Cassavettes y Mike Leigh: “Desarrollamos el pasado, los secretos, los deseos de los personajes. Organizábamos ‘ruedas de prensa’ en las que interrogábamos a los actores acerca de sus personajes. Rodamos todos los ensayos para que yo tuviera material con el que trabajar cuando empezase a escribir el guión. De hecho, los personajes y sus luchas nacieron a partir de los actores. Esa información me sirvió para desarrollar la trama y explorar temas de una forma más tradicional. De hecho, el sistema se convirtió en método: ensayábamos durante unas cuantas semanas, trabajaba en el guión durante unos meses y así durante dos años, hasta que conseguimos la financiación. Cuando llegó el momento de rodar, el guión estaba acabado y todos nos sentíamos muy cómodos juntos. Durante los talleres hubo unas cuantas improvisaciones sexuales, pero muy pocas. Algunos actores se sentían a sus anchas y otros no, pero quería que cada uno encontrase el mejor camino hacia el sexo. Muchos prefirieron reservarse para la cámara, y valió la pena (todos los orgasmos de la película son auténticos)”.

Entre orgías y fellatios hay un cameo de Jonathan Caouette, famoso por su muy fuerte autodocumental Tarnation, que se estrenó el año pasado. (Por si no lo saben, Tarnation tuvo a Cameron Mitchell como productor ejecutivo, además de a Gus Van Sant).

Presentada en Cannes ’06, Shortbus estaba destinada a sacudir al público (¡Cuac!). No pocas veces el público abandonó la sala durante la proyección. Muchos la tildaron de pornográfica. Lo cierto es que la película está repleta de sexo, pero es básicamente la historia de personajes tratando de sobrevivir en el mundo actual. En serio.


(Nota publicada originalmente en Chak Films)

No hay comentarios: