miércoles, 12 de septiembre de 2007

Cambios

Juan estaba muy disconforme con Luli, su tortuga nueva. Caparazón, cuatro patas, cola, cabeza... ¡Como cualquier tortuga!
Decidió hacer algunos cambios.
Agarró una pinza, la usó para atrapar una pierna y la cortó con el cuchillo de hoja como serrucho. Luli pegó un gritito agudo, sangró, intentó esconderse en su coraza. Juan empuñó el martillo y lo descargó sobre el caparazón. Al principio resultó difícil, pero logró abrirlo. Eso sí: el animalito murió a los pocos segundos, luego de una desagradable agonía.
No importa, se dijo Juan. Por lo menos, ahora es una tortuga distinta.

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