jueves, 12 de noviembre de 2009

Crónicas marplatenses 1

Hola. Este pretende ser el inicio de unas breves crónicas del 24º Festival de Cine de Mar del Plata. Una versión de los hechos que no leerán en A Sala Llena.

Miércoles 11 de noviembre. Llego a Mar del Plata a eso de las 15 hs. Ando con el cerebro medio quemado por las semanas maratónicas, casi no dormí y estoy un poquito malhumorado por cuestiones personales que no vienen al caso. Pero el mar, el clima cálido, el Provincial, el festival… reverdece mi entusiasmo.

Voy con bolsos y todo hasta el Provincial. Retiro mi acreditación en el sector de los informes. En el puesto junto al de las acreditaciones veo a José Martínez Suárez hablando con un empleado. Un presidente de festival siempre muy atento y en todo.

Como en los últimos días, pienso en Hans Gruber, el villano de Duro de Matar. Tal vez sea porque Alan Rickman, el gran actor que lo interpretó, estuvo en una edición anterior del evento.

Subo a la sala de Prensa. Un espacio espacioso, mejor iluminado, con una mesa más larga y provista de màs computadoras, aunque no todas andan bien ni tienen Firefox.

Me encuentro con Silvia Romero y con Fabóan Sancho, del Festival de Cine Inusual. Me cuentan algunas novedades y recomiendan pelis como la de Lars Von Trier, que no pienso correr a verla.

Al toque aparece parte del equipo: José, Romina y Rodo (Flor ya partió para San Miguel). Voy a la mesa y pido entradas para dos funciones del día, dependiendo de si alguno de los chicos irá.

Decido quedarme un rato y escribir en una de las máquinas. Escribo la primera versión de esta crónica. Por problemas técnicos no se puede guardar. A escribir en otro lado más tarde. Grrrr! De paso subo algunas fotos a Facebook y miro en otro sector y… ¡maldito Hans Gruber, menos mal que John McClane te hacía caer!

Voy al apartamento de José. Me cambio, miro bien la grilla. Casi no había podido chequear bien nada, por problemas con los tiempos. Al rato salgo para ver en el Ambassador 3 Died Young Stayed Pretty, un documental sobre posters underground. Soporífero, aunque con momentos divertidos, al punto que Rodo se va de golpe. Varias personas lo siguen.

José y Gisela, una amiga de Cynthia (que llegó hoy) van a ver una peli al Paseo. Yo vuelvo al apartamento, no sin antes perderme un poco.

Allí está el inefable Sergito, viendo un partido entre Rosario Central y Estudiantes. Gol en contra de Verón. ¡Bravo!

Romina anota algo en una agenda y salimos y comemos algo en el camino y vamos ver la próxima peli: Alexander the Last, que proyectan junto con el corto Un día sin Chanchos. El corto, divertido (justo venía de conocer a uno de los directores, que tomaba un café con el programador Marcelo Alderete). La película, medio un plomazo.

Caminata de regreso con Romina. Calles iluminadas y con vida. Menos mal.

Llegamos. Está Cynthia, Rodo, falta Gisela… ¡NO SABÍA QUE ERÁMOS UN BATALLÓN! Está bien, hay cierto espíritu de viaje de egresados.

Ahora estoy frente a la Notebook de José escribiendo esto, a punto de dormir. Mañana, jornada con muchas emociones. Pero deberé escribir de las pelis para la página.

Veremos cuándo sale la siguiente crónica.

¡Maldito Hans Gruber!

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