domingo, 16 de noviembre de 2008

Cine junto al mar (II)

Luego de varios días sin poder usar la computadora –casi pasa de largo-,y aunque el festival ya terminó, quisiera seguir con la breve crónica de mis días en Mar del Plata.

Viernes 7

Nos levantamos a eso de las 9 de la mañana. Dormí bien en la planta alta de la cucheta desde el viaje de egresados que no dormía en una.
José y Sergio se bañan primero. Me toca después. En el apartamento hay dos baños. Para ducharnos usamos el más grande.
Primera parada: el Hotel Provincial, donde José retira entradas para acreditados averigua datos sobre la charla que Tommy Lee Jones dará más tarde.
Antes de las 11 vamos a la Sala 1 de los Cines Paseo Diagonal, donde proyectan Las hermanas L. Como ayer sacamos entradas para varios cines en el Ambassador, no necesitamos hacer cola para comprar nada. Antes de meternos en la función, veo a Soledad Silveira, una de las protagonistas de la película, en pleno reportaje. Le saco una fotito.
Llegamos con tiempo. La sala no se llena. Podemos distinguir a críticos de cine y a más actores del film. Solita se sienta en la misma fila que nosotros, a cuatro o cinco butacas de donde me encuentro.
Sabiendo que viene de los creadores de UPA, una película argentina, uno ya podía darse una idea de con qué podía llegarse a encontrar. Las hermanas L –L por Legrand, apellido que no se pudo usar tal cual está escrito porque parece que Mirtha hizo quilombo- es una simpática comedia sexual con toques almodovarezcos. Eva (una Silvina Acosta demasiado sensual) y Sofía (Florencia Braier), son dos hermanas que deberán resolver viejos problemas familiares. En el medio, Eva la pasa bomba con su alumno de inglés (Elías Viñoles), hijo del personaje de Solita, una escritora bastante chapa. Y sí, La veterana actriz se roba cada una de sus escenas.
Finalizada la proyección, directores y actores se acercan a la pantalla pararesponder preguntas del público. En ese momento hace su presentación triunfal Cocó (Willy Lemos), la extravagante madre de las hermanitas. Desopilante.
José corre al Ambassador para ver El silencio del mar, de la retrospectiva sobre Jean Pierre Melville. Yo también tengo entradas para ir, pero prefiero quedarme cerca del Auditórium, en la fila para Los tres entierros de Melquíades Estrada, dirigida por Tommy Lee Jones, y la posterior charla del actor y ahora director. Sergio me acompaña. Buena decisión: ya hay bastante cola. Recién ahí descubro que los bordes de mi libreta de estudiante y una pequeña parte del programa del festival quedaron mojados por el jugo de pomelo de la cantimplora que llevo en el bolso. ¡Pedazo de boludo! Debo permanecer al sol para que se sequen las cosas.
Una hora y media después, y luego de sacarle fotos a Gastón Pauls en el hall, ingresamos a la sala del Auditórium. Ese lugar no para de asombrarme. Nos ubicamos bien adelante, de manera que podamos ver bien a Mr. Jones (no, No Richard Gere).
Pero antes, la película.
Los tres... encaja en el género western, pero es uno contemporáneo y bastante curioso. En un pueblito de Texas, un vaquero (interpretado por el ilustre visitante de Hollywood) hace lo imposible por darle un entierro digno a Melquíades Estrada, un colega con el que se había encariñado. Para no hacer todo solo, secuestra al policía fronterizo que mató accidentalmente al tipo. Este es el punto de partida de una serie de situaciones extrañas, que convierten al film en una joyita inolvidable. En cuanto a la estructura, que va y viene en el tiempo, se nota que el guión fue de Guillermo Arriaga, habitual colaborador de Alejandro González Iñárritu.
Fin de la obra, comienzo de la conferencia de prensa con su creador. Para alguien como yo, no habituado a ver en persona a grandes estrellas de cine, fue genial. Es verdad, Tommy Lee Jones no deja de ser el gran hombre parco que deja ver en sus actuaciones, pero José Martínez Suárez conduce muy bien lacharla, ya que le pregunta sobre el quehacer cinematográfico y no boludeces frívolas, como si le preguntaron en el público. En fin.
A la salida de la sala me encuentro con Florencia Gasparini Rey, una chica que conocí por medio de Cynthia Sabat. Junto a Flor, Miguel Peirotti, un periodista de cine que también escribió en algunas publicaciones por donde yo pasé. Macanudo el tipo.
Una periodista del canal de cable A&R nos engancha a Flor y a mí para una entrevista. Es simple: ella nos pregunta sobre el festival y nosotros respondemos. Supongo que quedó bien.
Sergio y yo vamos a formar fila para ver The hurt locker, lo nuevo de Kathryn Bigelow. Flor y Miguel parten para otro lado. Con ella quedamos en reunirnos a medianoche en el Paseo, para ver A l’intérieur.
The hurt locker es mucho más de lo que esperaba. La historia de un soldado yanqui que desactiva bombas en Irak es un elogio de la tensión, incluso en los momentos de aparente tranquilidad. Resulta imposible predecir lo que pasará al minuto siguiente. Una obra maestra, de lo mejor de Bigelow, quien nunca hace nada mal.
Con Sergio salimos corriendo del Auditórium para encontrarnos con José y Mariana en una pizzería. Llegamos tarde, ya que ellos ya partieron para el Cinema, donde dan Chelsea on the rocks, pero nos dejan algunas porciones. No tenía en mente comer, pero lo hago ¡Y me quemo el paladar, la puta madre! No importa, igual vamos al cine.
Más que un documental Chelsea... es un tributo de Abel Ferrara al mítico Hotel Chelsea, cuna de artistas y bohemios en general. Entre los reportaeados aparecen el dibujante Robert Crumb, el director Milos Forman y el actor Ethan Hawke. Y Ferrara también sale haciendo morisquetas. Muy interesante.
Salimos de la sala a eso de las 23 hs. Como la peli de terror francesa es a la una de la madrugada, aprovechamos para hace llamados, ir a cibers y tomar algo. También me encuentro con Rodo, un buen amigo que, en otro festival de La Feliz, pudo saludar en persona a Ferrara (¡!). Más tarde me topo con el gran Hernán. Está parando con Rodo. Cuando me lo encuentro se dirige a ver una reposición de Las mujeres son cosas de guapos, de Olmedo y Porcel, ídolos –y placeres culpables- de siempre.
Cerca de la 1 AM, José, Sergio y yo nos juntamos en la puerta para A l’intérieur. Florencia viene acompañada por su primo, un muchacho con buena onda. No dejamos de comentar lo fuerte que parece ser la peli.
Una empleada se nos acerca para decirnos que la función se pospuso una hora porque la película anterior aún no terminó. Lo parió. Tanto las demás personas que hacían la cola como nosotros damos vueltas y charlamos de lo que fuese. Yo me meto en la sala donde dan Idiots & angels, de Bill Plympton. Aunque me gusta lo que veo, salgo enseguida.
A las 2 sí podemos ver la francesa.
En nochebuena, una mujer embarazada, sola en su vivienda, comienza a ser acechada por una enigmática mujer vestida de negro. El propósito de la extraña: sacarle el hijo del vientre usando tijeras. Okey, A l’intérieur es un festival de sangre, desesperación y muertes gráficas, y por momentos me provoca náuseas. Pero me cae bien. Lo que no me gusta es cuando, en una escena en la que la chica preñada mira al jardín, Sergio me toca el brazo. Seguro quería preguntarme cuánto dura el film, pero me hizo sobresaltar. El ríe, pero yo casi le pego.
Otra cosa: luego de verla en el papel de psicótica desagradable (y no en su acostumbrada faceta de psicótica sensual) Beatrice Dalle ya no me excita.



Solita Silveira habla con la prensa antes de la función de Las Hermanas L.


El equipo de Las Hermanas L. Dialoga con el público luego de la función. Se destaca Cocó, en el extremo izquierdo.

Muchos querían ver de cerca al Tommy Lee (no, al ex de Pamela Anderson no)


Miguel Peirotti, un colega muy buena onda al que pude conocer personalmente.


Con Rodolfo, amigo y cinéfilo.

De der. A izq.: José, Flor y el primo.

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