domingo, 16 de noviembre de 2008

Cine junto al mar (III)

Fue el mejor momento de mi corta estadía.

Sábado 8

Aunque nos acostamos tarde anoche, debemos levantarnos temprano. Como a las 10. Afuera está nublado y llovizna.
Me baño rápido. Luego de perdernos un poco, Sergio y yo llegamos al Paseo para ver Ártico, de la Competencia Argentina. En la entrada nos encontramos con José, que más temprano estuvo disfrutando de El artista, de la Competencia Internacional.
Con Ártico me dormí. Pero me dormí en serio. Cuando por fin terminó, su director, el respetado Santiago Loza, se preparó para responder preguntas. Nos vamos antes. Es raro que el resto del público no nos siga, ya que nadie aplaudió. ¿Todavía estarán en el quinto sueño?
En solitario voy a ver Dos hombres de Manhattan, de Melville. Policial francés en Nueva York. Misteriosa.
Tenía entradas para ver la de Kitano, pero preferí dar vueltas solo por el Centro de Mar del Plata, comer algo y, -ya que el clima mejoró y hasta salió el sol- me doy una vueltita por la playa. No estoy en condiciones de meterme al agua, pero paseo por el muelle. Aspiro el aire de mar. Espero que me haga bien.
De ahí voy al Provincial, para cumplir con uno de mis principales objetivos: presenciar la conferencia de prensa de Kathryn Bigelow y, de ser posible, pedirle un autógrafo. José Le hará firmar una edición en DVD de Near dark. Lástima que no pude traer una peli.
Llego dos horas temprano. Mejor. Escucho a Jorge Sanginés, el realizador boliviano. Bien, aunque no soy especialista en cine político latinoamericano. Entretanto me encuentro con conocidos: la anteriormente mencionada Cynthia; Miguel P., que venía de la videoteca; Javier Diz, de Los Inrockuptibles. De lejos veo al Poyo Castro, un periodista con muy buena onda.
Lo de Sanginés termina como a las 17:30. Pretendo sentarme en primera fila, pero uno de los asistentes del evento me dice que las primeras dos está reservadas. Me quedo en la tercera. Enseguida llegan José y Sergio.
Unos minutos después de las 18 llega ella. Kathryn. La directora de peliculones como Punto límite y Días extraños. Tiene casi sesenta años pero parece de cuarenta. Su contextura física es la de una Barbie de casi dos metros. Me tiemblan las piernas. Quiero llorar. Parezco una mujer.
Fernando Martín Peña es el encargado de coordinar la conferencia. La Bigelow vino acompañada por Mark Boal, periodista y responsable del guión de The hurt locker.
Peña hace preguntas relacionadas con la película en cuestión. Ni ella ni Boal se extienden demasiado en las respuestas. Contestan lo justo. Las traductoras no tienen grandes problemas.
Llega la hora de que pregunte el público. Levanto la mano. Luego de dos personas me llega el micrófono. Primero felicito a Sr. Bigelow por The hurt locker y por su impresionante carrera. A continuación le pido su punto de vista de la industria de Hollywood en la actualidad, donde –salvo excepciones milagrosas- se privilegian más los Fx digitales que los personajes y las historias. Daba para explayarse en responder, pero también dijo lo justo: que faltan más dramas y que volverá una tendencia como la de los ’80. Después alguien le preguntó cuál era su punto de vista de la ocupación en Irak y medio que se hizo la boluda. ¿Por qué será?
Termina la entrevista. Los pibes y yo corremos a que nos firme autógrafos. Al principio pensamos que tal vez nos iba a sacar carpiendo: eso es lo que hizo con José cuando mi amigo se le acercó para sacarle una foto. Por suerte, se mostró muy dispuesta. Primero firmó el DVD de José. Luego me tocó a mí. Mientras escribía siguió respondiéndome a la pregunte que le hice. Sólo entendí algo de Spiderman. ¡Qué mujer tal alta y tan bella, por Dios! Luego le pedí que me firmara un autógrafo para Sebastián De Caro. Lo hizo sin problemas. Quise agradecerle por todo, pero me quedé pelotudo, atónito, con una sonrisa idiota. Ella misma me dijo: “Thank you”. ¿Por qué freakeo tan mal?
Luego yo solo fui a ver Serbis, una filipina acerca de una familia pobre y disfuncional. Ya había visto en el Bafici una peli filipina con la misma temática. Es evidente que en esa parte del mundo está todo mal. El tema es que no dejo de pensar en el momento con la Bigelow.
A las 22 nos encontramos con Sergio en el pequeño cine Olimpia, para ver Meeting Vincent Gallo. Como era de esperar, nos encontramos con Cynthia y con Flor, hiperultrasuperarchirecontra fanáticas del actor y artista en general. De hecho se sacaron fotos con él cuando dio una charla en el Malba hace poquitos meses.
El cine es tan chiquito y hace tanto calor que deben colocar un ventilador gigante. Y se llena la sala. ¿Tantos fans tiene Vincent en este país? Meeting... es una peli cuasiminimalista acerca de, justamente, un freak que adora a Gallo. Una obra graciosa en su superficie, pero triste en el fondo. El humor que genera el personaje hacen que estalle en carcajadas, pero Sergio me dice que no me ría. Y, tengo una risa escandalosa.
De ahí, los cuatro partimos al Cinema, donde nos espera la prometedora JCVD. Allí nos reunimos con José y con P.
JCVD, la autorreferencial obra de Jean Claude Van Damme, es una entretenida peli, a veces triste, pero generalmente graciosa y plagada de referencias a la vida del celebérrimo karateca belga.
Salimos del cine muy satisfechos. Nos despedimos. Salvo Flor, los demás seguirán viéndose. Yo mañana regreso a mis pagos.
De vuelta al apartamento, nos encontramos a Mariana con la pareja amiga que también para allí por el fin de semana. Un muchacho y una mina macanudos.
Yo me voy a dormir. Estoy hecho percha. Y todavía me arde el paladar.

La mesa de informes, en el hall del Hotel Provincial.


Encuentro con el director boliviano Jorge Sanginés.



El enorme, el magnánimo José Martínez Suárez, en la previa del encuentro con Kathryn Bigelow.


La Bigelow con Mark Boal, guionista de The Hurt Locker, que se presentó en el festival. Detrás del tipo, Fernando Martín Peña.


Después de la conferencia, Kathryn firmó autógrafos. ¡Con mi birome!

El que me firmó a mí. ¡Ya me puedo morir tranquilo!

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